Durante los primeros años de vida, los niños desarrollan su personalidad y adquieren nuevas habilidades. La primera infancia es el momento ideal para potenciar su autonomía personal, por lo que la higiene del menor es fundamental. En su correcto aprendizaje tendrá mucho que ver su grado de madurez, así como la disposición de los padres o cuidadores para enseñarle dichas buenas prácticas.
Para crear una rutina de higiene, debemos explicar a los niños por qué es importante. Acuérdate de elogiarle siempre que lo haga bien, sé su modelo de conducta y destaca sus progresos diarios. Enséñale los pasos de higiene básicos y ve reduciendo tu ayuda poco a poco.
¿Por qué es importante la higiene personal infantil?
Una adecuada enseñanza de los hábitos de aseo contribuye a que los menores tengan una mejor salud física y emocional. Hablamos de pequeñas prácticas como lavarse las manos antes de comer, cepillarnos los dientes al menos tres veces al día, lavarnos las manos al llegar a casa, cuidar las uñas y el aseo en general.
Antes de establecer una serie de hábitos de aseo en el hogar, debemos hacer entender al niño las razones por las que su higiene es importante, que son las siguientes:
- Previene la propagación de gérmenes y enfermedades.
- Le hace sentir saludable, fuerte y conforme consigo mismo.
- Le ayuda a mejorar sus relaciones con otros niños y con los adultos.
Los siete hábitos de higiene fundamentales
A continuación, os explicamos los hábitos de aseo básicos que deben aprender los niños y el motivo de su importancia:
1. Lavarse los dientes tres veces al día. Cepillarse los dientes después de cada comida es necesario para prevenir las caries, el mal aliento y otras posibles dolencias bucodentales. El cepillado de antes de dormir es el más importante, ya que la proliferación de bacterias es más activa de noche.
2. Lavarse las manos. Los padres deben preocuparse de que el niño se lave las manos con jabón y agua antes de comer, al salir del baño, tras tocar una mascota, después de manipular juguetes o al regreso del parque, al volver de la guardería, etc. para prevenir infecciones.
3. Bañarse regularmente. Enséñales que darse un baño o ducha no es sólo un hábito de higiene esencial, sino que también es divertido y relajante. ¡Convierte este momento del día en una sesión de mimos y burbujas! Es importante enseñarles a secarse bien después del baño para para eliminar la humedad en las manos, en los pies, en pliegues y cualquier parte del cuerpo susceptible de desarrollar hongos, eczemas, etc.
4. Cortarse las uñas. Los niños a menudo se meten los dedos en la boca y, debido a que las uñas largas pueden albergar bacterias, lo mejor es mantenerlas cortas. Si a tu pequeño le cuesta cortarse las uñas, intenta hacerlo mientras está en la bañera. ¡Se relajará y asociará momentos felices con la higiene personal!
5. Cuidarse el pelo. Independientemente de ser niño o niña, desde pequeños deben aprender a cepillarse el pelo todos los días y mantenerlo limpio. Para evitar piojos, explícale que no debe compartir gorros, cepillos o accesorios para el pelo con otros niños.
6. Proteger las heridas. Los rasguños y los cortes pequeños son muy comunes en los niños, pero no debemos asustarlos con el riesgo de hacerse daño, ¡anímalos a divertirse sin miedo! Aun así, debemos enseñarles la importancia de curarse. Limpiar las heridas con suero fisiológico y aplicar gasas es muy importante para eliminar la suciedad que haya podido adherirse. Una vez esté bien limpia la zona, la secaremos realizando pequeños golpecitos con una gasa estéril.
7. Sonarse la nariz usando un pañuelo. Sonarse la nariz con un pañuelo, además de ser higiénico, evita contagios, aunque debemos inculcar a los niños que su uso es personal.
Por último, recuerda que la adquisición de un hábito requiere de un proceso continuo y gradual de aprendizaje. Procuremos facilitar al niño un ambiente relajado, tranquilo y adaptado en el que se sienta motivado.
